domingo, 4 de febrero de 2018

El caso de Camila Oviedo

Camila Oviedo 5 denunciasCamila Oviedo tiene 21 años, es de Colón, Buenos Aires. Denunció 5 VECES a su ex, quien recientemente intentó matarla en el medio de la calle y nadie hizo nada. 

Está pidiendo justicia rogando por su vida: "Si me quiere matar, me va a matar. Ya me lo dijo". 

Por: Zuleika Esnal.

"Hablo con un promedio de cien mujeres al día y me acostumbré a un montón de cosas. Al “ahora no puedo”, al “mejor otro día”, al “me arrepentí”... al “ME VA A MATAR” no. A ese sí que no me acostumbro ni me pienso acostumbrar. Me hiela la sangre, me tiemblan las manos y me quedo sin aire. Después respiro y sigo. Apelo a las personas, pido ayuda. Todo así. Siempre así.

Me escriben cuando ya no pueden más y están cansadas de buscar una justicia que no llega o llega tarde, después de muertas. A veces ni eso.

Camila Oviedo tiene 21 años y es de Colón, provincia de Buenos Aires. La primera vez que me escribió, hace dos días, lo hizo adjuntando fotos de los informes médicos, su pierna izquierda prácticamente violeta por los golpes y una foto de su agresor. La segunda, esta mañana desde la Fiscalía.

-Un manoseo terrible. Te hacen ir y venir un montón de veces. Le pregunto si quiere empezar desde el principio.

-A los dos meses de salir quedé embarazada y nos fuimos a vivir juntos para formar una familia. Yo tenía mi nene de tres años y bueno... este bebé que venía en camino. Enseguida descubrí que se drogaba y con el alcohol no se podía controlar. Caí en la realidad. Estaba con un tipo sin dos gramos de cabeza al que no le importaba el embarazo. Aguanté y aguanté lo más que pude hasta que nació mi hijo. Un día, le pedí ayuda con el bebé y se desató la pesadilla. 

Rompió todo Zule. TODO: mesa, sillas, la pieza la dio vuelta por completo. No me dejaba salir, quería matarme. Recuerdo gritos y cosas volando por todos lados. Me rompió la ropa, me arrastró de los pelos, me zamarreaba. Alguien llamó a la policía. 

Esta es la parte en la creo que ya lo leí todo, que ya lo escuché todo, pero no. La policía, del otro lado de la puerta pidiendo amablemente que él abriera. Pidiendo por favor. Y adentro, Camila cagada a golpes, rogando ayuda.

-Al final se fueron “para que él se tranquilizara”. Me dejaron ahí adentro con mis hijos. Como pude, me senté en una silla y él empezó a pedir perdón. Dijo que yo lo provocaba. Ese mismo día me fui y ahí empezó toda esta lucha. Durante este año y medio se metió en mi casa rompiendo puertas y ventanas. Se aparecía en mi trabajo.

Camila denunció cinco veces a este tipo. CINCO. Nunca una respuesta. Hasta el miércoles 17 de enero que intentó matarla en plena calle.

-Me esperó, me siguió y me cagó a trompadas. Era puño tras puño en la cabeza, patadas en la pierna, me gritaba “Puta”. Mientras me pegaba, gritaba que iba a matarme, que me iba a desfigurar. Les recuerdo que esto fue en el medio de la calle. Y que nadie se metió. “Sos vos o yo hija de puta”. 

-Eran las 20.45 hs, calle céntrica, había gente. Miraban solamente. Me agarró en la 46 y 22. Después en la 46 y 20. Una chica que pasaba en moto se acercó a ayudarme. Sólo ella. Llamé a la policía pero tardaron tanto que él se fue, lo más pancho. No lo buscaron. No lo detuvieron. Ya en la comisaría, mientras se tomaban todo el tiempo del mundo y en ningún momento respetaron el protocolo para estos casos, yo pensaba: la de pibas que deben pasar por acá sin una respuesta. 

No te acompañan, te explican todo así nomás, te tratan como si nada hubiera pasado. Pero yo sigo. Voy a luchar hasta que actúen como se debe y se haga justicia. 

La víctima le cuenta a Zuleika Esnal que este tipo sigue libre, que le dieron una perimetral que no sirve de nada porque a él no le importa.

-Si me quiere matar, me va a matar. Ya me lo dijo. No lo arrestan porque lo tienen que ver pegándome. O matándome. Perdoname por escribir tan mal, estoy nerviosa. Poné mi nombre, poné mi foto, poné de donde soy. Ayudame por favor. No me quiero morir. 

Escupe datos: Fiscalía descentralizada de Colón, provincia de Buenos Aires en la calle 48. La número 1 a cargo de Magdalena Brandt y la número 2 a cargo de Ignacio Uturry. Yo no sé si se comprende. Esta muchacha de veintiún años me escribe a mí cuando debería estar amparada por el Estado y la Justicia.

Repite que tiene miedo y no sabe a quién recurrir. Yo tampoco. Así que recurro a ustedes. No sé de leyes. Ni de fiscalías o juzgados. Sé que cada vez que pedí ayuda me escucharon y logramos un montón de cosas.

Salvamos vidas, literalmente. Y sé que está viva hoy. Ahora. No mañana: HOY.

P.D. De la autora de este blog: sería bueno saber el nombre del agresor para poder escracharlo como a todos los otros.
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